🎓 “Nos han educado para decir que siempre estamos bien”

La Universitat acogió la primera conferencia del Ciclo de Conferencias sobre Educación Emocional, que organiza la Fundación Persona, Sociedad y Cultura, con el apoyo del Departamento de Psicología.

La sesión se desarrolló bajo el lema “El docente como líder socioemocional en el ámbito educativo” y fue conducida por la pedagoga e integradora social, Leticia Garcés. La ponente, que es fundadora de la plataforma Padres Formados, habló del papel de liderazgo socio-emocional que psicólogos y educadores desarrollan en el espacio educativo. En este contexto, ha analizado cómo dar soporte a estos profesionales y los retos que comporta el orientar a los alumnos en su desarrollo integral.

Garcés apeló a la importancia de desarrollar las competencias emocionales mediante la educación emocional, que consiste en “conocer y conectar con tus propias emociones, aprender a gestionarlas y trabajar la escucha activa”. Es necesario  “conseguir que la otra persona vea la realidad desde otro punto de vista”. Aun así, ha apuntado que esta falta de educación emocional también está presente en los mismos docentes. “El docente a veces vive mal una emoción, a veces es un inmaduro emocional”, cuando ocurre esto, el educador recurre a dar indicaciones al alumno como por ejemplo, «no llores aquí te lo pasarás muy bien» y no debería ser así. Según Garcés, el maestro debe dejar que los alumnos expresen sus emociones, “no se trata solo de decirle a un niño que no tiene que pegar a otro, sino de hacerle entender que ese gesto también hace daño”. De hecho, “lo último que necesita un niño cuando está agitado es que le digan que se tranquilice cuando no puede”, aseguró Garcés.

Mostrar nuestras emociones no es tan sencillo, ya que “nos han educado para decir que siempre estamos bien”. Al no conocer ni haber estudiado la educación emocional desde edades tempranas, cuando padecemos alguna emoción que no conseguimos justificar y calificamos de irracional, no nos lanzamos a explicar qué nos ocurre realmente. Como explica Garcés, “si la tristeza no me permite expresar felicidad, la negaré; si el miedo no consigo justificarlo, lo ocultaré y si no se cumplen mis expectativas, me voy a decepcionar”.