🎓 Debilidades y fortalezas de los gitanos ante la crisis

Cuando se analizan las distintas fases, los programas y medidas que aplican las autoridades para afrontar el coronavirus y sus consecuencias, hay que considerar que estas no operan sobre un cuerpo homogéneo. La sociedad es diversa y, dentro de ella, hay colectivos con distintas necesidades y grados de vulnerabilidad. Uno de ellos es el de los gitanos, una comunidad que afrontaba en peores condiciones la amenaza de la COVID-19 y que ahora también parece peor situada para hacer frente a la crisis económica que se avecina. 

Nuestro vicerrector de Relaciones Institucionales, Sergi Rodríguez López-Ros, que ha dedicado gran parte de su producción bibliográfica a las tradiciones y realidades propias de la cultura gitana, advierte de esta situación. Desde su punto de vista, existe el peligro de que los gitanos queden marginados de los planes de recuperación económica, ya que “por su concepción del trabajo y del consumo, los gitanos no son tenidos en cuenta por el sistema económico”. 

Además, existe otra circunstancia que deja el colectivo gitano más expuesto ante las secuelas económicas de la pandemia. Y es que, como señala Rodríguez López-Ros, “debido a su mayoritaria condición de autónomos, la crisis los afectará de manera especial”. 

Todo ello pesará sobre un grupo social que, previsiblemente, saldrá muy golpeado de la emergencia sanitaria. “La carencia de una alimentación equilibrada y la vida en grandes bloques, donde mucha gente comparte poco espacio, los hace más vulnerables al coronavirus”. 

Por otra parte, si el confinamiento es una medida muy gravosa para cualquier persona, lo es aún más para alguien con la mentalidad gitana tradicional, en la que “la libertad, la vida en comunidad y contacto con la naturaleza” son aspectos fundamentales, describe nuestro vicerrector de Relaciones Institucionales. 

Pero no todo son debilidades, la cultura gitana está llena de valores de gran utilidad en estos tiempos. “La cuestión para los gitanos es ser, no tener”. Dentro de esta comprensión del mundo, afloran “la defensa de la vida, la familia como centro de la sociedad, la solidaridad como motor de las relaciones sociales o una concepción más humana del trabajo”. Principios, todos ellos, que pueden servir de ejemplo a la sociedad en su conjunto, reflexiona este profesor.