🎓 El confinamiento abre ventanas de resiliencia

Como explica la directora del grado en Psicología de nuestra universidad, Laura Amado, la situación generada por la pandemia “intensifica” los valores que una persona con buena resiliencia ya practica en su día: solidaridad, responsabilidad, entrega, vocación de servicio, confianza, creatividad interior.

Fecha: lunes, 30 de marzo de 2020 a las 15:45h

El confinamiento abre ventanas de resiliencia

La crisis del coronavirus ha desencadenado lo que sociólogos, economistas, educadores y psicólogos denominan “efecto Mateo”. Es decir, estamos ante un acontecimiento límite que potencia con la misma intensidad virtudes y carencias. En el fondo, una circunstancia así nos retrata, pone en evidencia cuál es nuestra capacidad de resiliencia. 

Como explica la directora del grado en Psicología de nuestra universidad, Laura Amado, la situación generada por la pandemia “intensifica” los valores que una persona con buena resiliencia ya practica en su día: solidaridad, responsabilidad, entrega, vocación de servicio, confianza, creatividad interior. Pero esta agudización también funciona en individuos en los que predomina el miedo y la desconfianza. En estos casos, “el virus potencia el egoísmo”. Lo hemos visto en estos días: compras compulsivas, incumplimiento del confinamiento, aprovechamiento económico de la situación, escapadas a la segunda residencia en la montaña o falta absoluta de seguimiento de las recomendaciones sanitarias. 

Se cumple así la cita bíblica del Evangelio de San Mateo (de ahí lo de ‘efecto Mateo’): “al que tiene se le dará y tendrá en abundancia; pero al que no tiene, incluso lo que tiene se le quitará”. El que ya contaba con valores antes de la crisis, verá como se multiplican y crece personalmente, mientras que el virus no hará sino poner en evidencia las carencias que ya existían antes. 

La buena noticia es que la emergencia que vivimos, el confinamiento obligado y la natural preocupación pueden ser la ocasión de fortalecernos como personas. De hecho, en eso consiste la resiliencia, que es la “capacidad de una persona, familia o comunidad de afrontar con éxito unas condiciones de vida adversas, crecer a través de ellas y salir fortalecidos”, enuncia Amado. 

En la resiliencia hay un componente genético, pero se desarrolla en la familia, la escuela y la educación. Se sostiene sobre cuatro pilares muy definidos. Si somos capaces de identificarlos e interpretarlos correctamente en función de nuestras actuales circunstancias, estaremos poniendo de nuestra parte para tener un “confinamiento resiliente”. Laura Amado nos da algunas claves: 

  • Apoyo externo

Las personas tenemos necesidad de desarrollar vínculos afectivos genuinos con los demás. El confinamiento puede servir para reconocer lo esencial en nuestra vida y situar en primer lugar a las personas con las que tenemos un vínculo o lazo afectivo. Por esto: 

- Valora el tiempo en familia
- Reserva tiempo para conversar con tus padres
- Quédate en casa para proteger a tus mayores
- Ofrécete para hacerles la compra
- Enséñales nuevas formas de comunicación
- Involúcrate con el vecindario

  • Fuerza interior

En el pilar de la fuerza interior entran en juego tres factores, la autoestima, el sentido del humor y el control interno. Este último consiste en la percepción de que no todo es azar o casualidad, que hay muchas cosas importantes en las que podemos influir. Podemos aumentar nuestra fuerza interior con sencillas acciones: 

- Intercambia agradecimientos, que reforzará la autoestima
- Sentido del humor para integrar las dificultades y como vía de libertad interior en momentos en los que tenemos limitada la libertad de movimientos
- Centro de control interno: focalizarnos en aquello que sí está en nuestras manos: cumplir las normas, seguir las recomendaciones, cuidar a los demás

  • Capacidades interpersonales

Para la resiliencia, son fundamentales las “funciones ejecutivas”, que permiten la autorregulación personal y emocional mediante el dominio de los pensamientos, las emociones y las conductas. En este campo, también juega un papel fundamental el diálogo, externo e interno, para construir un relato positivo de la realidad: 

- Crea espacios para compartir e identificar emociones
- Desarrolla actividades para canalizarlas: 15 minutos diarios para hablar, pintar sobre lo que nos preocupa o bailar para expresar emociones
- Dale forma de narración: escribir un relato del confinamiento ayudará a dar sentido a lo que está ocurriendo

  • Espiritualidad

La “inteligencia espiritual”, que conduce a la persona a buscar las respuestas esenciales de la vida, a partir de las que podrá afrontar más consistentemente las adversidades. Es algo estrechamente conectado con la búsqueda de sentido.

- Pregúntate el ‘para qué’ de lo que estás viviendo
- Encuentra el sentido de cada día
- Interpreta la reclusión como una invitación a descubrir tu sentido de vida

El confinamiento abre ventanas de resiliencia