🎓 El juguete sencillo predispone a la imaginación

De hecho, como explica la profesora de Psicología del Desarrollo Clara Valls, en los últimos tiempos se ha generalizado el concepto de ‘juguete educativo’, en cuyo diseño ya se ha contemplado este componente formativo del juego. Este tipo de juegos se ha expandido en los últimos tiempos de la mano de las tecnologías digitales. 

Fecha: jueves, 31 de diciembre de 2020 a las 18:15h

El juguete sencillo predispone a la imaginación

Para un niño jugar no es solo entretenerse, es el acto más puro de aprendizaje que puede realizar. “Los niños aprenden jugando”, y es a través del juego como adquieren todas las competencias que tienen que desarrollar: emoción, comunicación, movimiento, razonamiento matemático y espacial...

Por esto la elección de un juguete como regalo de Navidad también tiene una dimensión educativa que conviene tener en cuenta. De hecho, como explica la profesora de Psicología del Desarrollo, Clara Valls, en los últimos tiempos se ha generalizado el concepto de ‘juguete educativo’, en cuyo diseño ya se ha contemplado este componente formativo del juego. Este tipo de juegos se ha expandido en los últimos tiempos de la mano de las tecnologías digitales. 

Sin embargo, sofisticación y digitalización no siempre son lo más recomendable, sobre todo si se trata de niños pequeños. Valls señala que a edades tempranas debe darse prioridad a los juguetes que propician la manipulación de objetos y el juego simbólico, que es lo que permite “interiorizar aprendizajes”. 

Por esta razón, la sencillez del juguete es un valor en sí mismo, ya que deja el campo más abierto a la imaginación. Esta se ve favorecida cuando el niño “percibe que está en un entorno en el que se le permite expresarse, decidir qué material toma y cómo lo utiliza; por este motivo, los juguetes que permiten muchas posibilidades de uso promoverán más la imaginación”. Contrariamente sucede con materiales “más estructurados, con funciones más definidas”, como sería el caso de juegos con botones que accionan sonidos y movimientos. 

Limitar la exposición a pantallas

Desde luego, un buen uso de la tecnología da lugar a juegos que estimulan aspectos muy positivos desde el punto de vista educativo, y cuentan con la ventaja de que las pantallas suelen atraer a los niños. Sin embargo, es recomendable administrar su uso porque en los más pequeños “prima la necesidad de manipulación de los objetos para poder interiorizar los aprendizajes, y la exposición a las pantallas tiene efectos negativos en el sueño de los niños”, advierte esta especialista. 

En una realidad de confinamientos y multiplicación del número de horas que los menores pasan en casa, los padres han tendido a ser más permisivos con el uso de pantallas. Frente a esta situación, y en la medida de lo posible, Valls recomienda a los padres que se sienten con sus hijos y se conviertan “en sus compañeros de juego, representando roles en sus imaginativas historias, ya sea con disfraces o muñecos”. En este juego simbólico, “los más pequeños (1,5 años - 5 años) podrán relajarse, expresarse y desarrollar sus habilidades sociales y su creatividad, y lo más importante: fortalecer el vínculo con sus padres”. 

La socialización del juego tradicional

En un año tan atípico, la socialización que va ligada a cierto tipo de juegos se hace aún más necesaria. “Las restricciones han reducido el tiempo de contacto social entre los niños”, así que, en muchos casos, estos no han dispuesto “del tiempo de juego libre para relajarse, expresar sus emociones y desarrollar sus habilidades sociales y su creatividad”. 

En este sentido, los juegos tradicionales ofrecen un terreno ideal para cubrir esta necesidad, ya que suelen aportar “todos los aprendizajes implícitos en la relación con los iguales: escucha, respeto, aceptación de las diferencias o resolución de conflictos”. Este factor social del juego también es, a su juicio, fundamental: “Al final, no importan tanto los juguetes o el juego, sino tener a alguien con quien jugar”. 

Valls también aboga por mantener encendida lo máximo posible la llama del juego. Aunque hoy parezca que los niños se hacen adultos más rápido y tienen menos tiempo para jugar, lo cierto es que jugar es una función básica desde el punto de vista educativo. De hecho “el componente motivacional del juego y las posibilidades que ofrece para atender a la diversidad en el aula lleva a que cada vez sean más las escuelas que en lugar de libros utilicen juegos durante la primaria para la adquisición de los aprendizajes instrumentales como son las matemáticas y las lenguas”.

El juguete sencillo predispone a la imaginación